miércoles, 26 de abril de 2017

Decálogo para ser un facha del siglo XXI

1- Defender la igualdad de derechos y oportunidades de los ciudadanos.

2- Defender que las decisiones sobre lo público y las leyes estén sustentadas en el conocimiento científico riguroso, verificado, contrastable, revisable y por supuesto modificable, y no en la ideología o las creencias y jamás en las emociones.

3- Defender que la ley garantiza la libertad y los derechos, que no es inmutable y que para cambiarla es mejor seguir el procedimiento, porque evita la arbitrariedad de la voluntad y la coyuntura temporal.

4- Defender que de las diferencias culturales no se derivan derechos y deberes distintos para esos ciudadanos con respecto al resto. Que lo importante es el ciudadano por sí mismo, independientemente del color de su piel, idioma materno, etnia, religión o cualquier otra característica o diferencia cultural.

5- Defender que la democracia representativa es más eficaz, más controlable, exige responsabilidad al gobernante y no es menos democracia que la llamada “democracia popular” o “democracia directa”, la cual diluye la responsabilidad del gobernante en la metafísica del “pueblo”.

6- Defender la propiedad privada, sea intelectual o material, y que el creador tiene derecho a obtener beneficio económico por sus creaciones, innovaciones, patentes o invenciones, y ese beneficio no prostituye la creación, porque lo que de verdad genera dinero es la creatividad.

7- Defender el derecho de los trabajadores y de los empresarios para participar en la regulación de la organización del trabajo y las leyes laborales.

8- Defender que la responsabilidad de una agresión, física o psicológica, es de quien agrede y de quien ha ayudado o instigado a la agresión, y no de causas “profundas” y ocultas de imposible verificación.

9- Defender una sociedad laica, donde todos compartamos unos valores comunes de convivencia, y los ritos religiosos, todos, se respeten, pero queden en el ámbito privado.

10- Defender que lo que diferencia de verdad a las personas no es la adscripción política, ideológica, religiosa, sexual, cultural, étnica o territorial, sino su trabajo, su talento y el valor que añaden y aportan a los demás conciudadanos.


Su por defender alguno de estos puntos te han llamado “facha”, es que estás haciendo algo bien.

martes, 25 de abril de 2017

Ejemplo de mala argumentación

Voy a poner un ejemplo de mala argumentación. Es escenario es twitter, un buen lugar para observar como piensa la sociedad, pero un mal lugar para conversar.

Con este ejemplo quiero demostrar:

a) La necesidad de entender o descubrir las premisas implícitas.
b) Las graves consecuencias de usar la educación como medio para un objetivo político, este caso dos, agresividad e imposibilidad de la comunicación.
c) La necesidad de incrementar los esfuerzos en educar bien a través de fomentar la argumentación correcta.

Todo comenzó con mi respuesta a un tuit del diputado Gabriel Rufián, que dijo esto:

Cuenta verificada
  @gabrielrufian  8 h
hace 8 horas


Frente a la ofensiva judicial del estado español agradecemos los emojis enfadados y tuits de apoyo de la dirección de los Comunes. (Tuit publicado el 25 de abril de 2017).


Y yo le respondí este otro:

hace 8 horas

MásChavalote, no hay ninguna "ofensiva judicial", simplemente quien no cumple la ley puede y debe ser denunciado, de cajón


Hubo una serie de tuis en los cuales acabó apareciendo el término fascismo, como suele ser habitual en estos casos. Entonces intervino una cuenta denominada @MisterandRufus e introdujo estas dos definiciones:

Hace 4 horas

MásEn respuesta a @julian_paniagua@macflu y 

Fascismo: sistema de gobierno el cual la ley impera sobre las libertades de sus ciudadanos. (1)


Hace 4 horas

MásEn respuesta a @julian_paniagua@macflu y 

Democracia: sistema de gobierno en el que el pueblo es quien hace las leyes y tiene voz para ser escuchada. (2)

A la primera definición le respondí con este tuit:

hace 4 horas

MásCuriosa definición. Tendrías que añadir 1º qué entiendes por libertad y 2º explicar esa oposición entre libertad y ley. Te has hecho un lío


E inmediatamente me respondió con este otro:

hace 3 horas

MásOposición entre libertad y ley? La ley se modifica o crea mediante la libertad de la sociedad. No se crea para que ésta esté sometida.


Y se lió parda.

Hubo un intercambio de tuits entre los que destaco estos dos, a lo que continuaron otros de otras personas, pero yo ya no intervine.

hace 3 horas

MásSi la ley no permite el asesinato también está sometiendo a la sociedad? La derogamos y nos matamos todos por la libertad de la sociedad?


Hace 3 horas

MásEn respuesta a @Jordiammat@julian_paniagua y 

Enserio usted mezcla los derechos humanos con la legalidad democrática? Le creía algo más inteligente en ese aspecto.

Luego, un rato más tarde, otra persona, citando mi tuit de la “curiosa definición” me dijo esto (incluyo los emoticones):

Hace 1 hora

Ernest Mas *X Retwitteó julianpaniagua
Más
Quan et dones compte q ets un feixista... (Paniagua) ? ? ? ? #adéuespanya #adéufeixistes #marxem ? ? ? ? ?


Pero independientemente de la refriega, me ha llamado la atención las dos definiciones expuestas, más el tercer tuit explicativo. Los repito para no tener que volver a subir la página:

“Fascismo: sistema de gobierno el cual la ley impera sobre las libertades de sus ciudadanos. (1)
Democracia: sistema de gobierno en el que el pueblo es quien hace las leyes y tiene voz para ser escuchada. (2)
Oposición entre libertad y ley? La ley se modifica o crea mediante la libertad de la sociedad. No se crea para que ésta esté sometida.”

Está claro que twitter no es el mejor medio para divulgar la teoría política. Pero independientemente de eso, la primera interpretación que me vino a la cabeza tras leer la primera definición, es que Mister Rufus entiende el fascismo como un antagonismo entre ley y libertad. La clave del enunciado es la preposición ‘sobre’. Es decir la ley sirve para someter a la libertad. De ahí el tuit siguiente de Jorge a. m. Y aquí aparecen las premisas implícitas (que a mi me gusta llamarlas como las denomina Aristóteles, entimemáticas).

Está claro que en los regímenes fascistas hay leyes, como en los democráticos, y sí, efectivamente, estoy de acuerdo en que en el fascismo las leyes restringen y someten la libertad de las personas. Ahora bien, siguiendo el sentido de esa definición, y en el contexto en el que se producen los actos de habla en el debate sobre el proceso independentista catalán, Mister Rufus da a entender que las leyes actuales en España son fascistas, porque actúan contra la libertad del pueblo catalán. Esta interpretación se corrobora con la segunda parte del tercer tuit “No se crea para que ésta (la sociedad) esté sometida”, más la visita a su actividad en twitter. Aparentemente, por la primera parte del tercer tuit, Mister Rufus aceptaría esa relación entre ley y libertad, pero él se está refiriendo a que las leyes españolas someten la libertad del pueblo catalán (premisa entimemática). Pensé en decirle que en democracia no hay libertad sin ley, pero preferí no continuar.

La definición de democracia que aporta Mister Rufus no merece la pena comentarla mucho, es tan pobre que me da hasta grima, aparte de inaplicable. ¿Cuántas asambleas de barrio se deberían hacer para elaborar una ley? Vemos que subyace la teoría desarrollada en el transcurso de los últimos años que afirma que la democracia directa es mejor y “más democrática” que la democracia representativa. Lo de “tiene voz para ser escuchada” parece que da a entender que en España no hay libertad de expresión. Esto no es una falacia, es demagogia.


En este breve ejemplo vemos como el nacionalismo catalán ha hecho un gran trabajo de educación en un sentido determinado: todo el que no piense como ellos es fascista. Ha llegado un punto en el que ya no solo hay que hablar de las deficiencias en la argumentación, o del uso constante de las falacias, que en ese sentido todos los partidos las emplean, sino en el aspecto autoritario del nacionalismo catalán. Lógicamente no lo van a reconocer nunca, pero a la mínima aflora.

lunes, 24 de abril de 2017

Falacias de Gabriel Rufian 1

Creo que la mejor manera de comenzar un blog centrado en las falacias políticas, es dedicar el primer post al ínclito diputado de Esquerra Republicana, Gabriel Rufián. Por su peculiar estilo, aparentemente pacífico, pero en el fondo muy agresivo, va a merecer más de un análisis. Se prodiga mucho en twitter y espero y deseo que esa no sea su mayor y principal ocupación, aunque lo parece. De hecho su discurso con más éxito en el Congreso de los Diputados fue una recopilación de sus tuits, una especie de “grandes éxitos”, como se hacía antes con los discos.

El 5 de marzo de 2017 el diputado Rufián publicó este tuit merecedor del análisis:

Si con el puño alzado clamas contra un proceso de autodeterminación o te sobra el puño o te falta ideología”.

Posteriormente repitió esa frase en un mitin. Observando sus intervenciones públicas da la sensación de que es incapaz de escribir un discurso elaborado y bien enlazado de al menos una página y media.

Lo interesante del diputado Rufián es que es un manipulador metódico. Sí, tiene un método. Ignoro si estudiado conscientemente, o de tanto repetirlo ni siquiera es consciente que lo tiene, pero se puede detectar una lógica interna en sus tuits.

Una característica importante del discurso del diputado Rufián es que nunca elabora argumentos, solo emite enunciados. Y este es un elemento muy relevante en el proceso de manipulación y engaño: ocultar una parte del discurso. En la actualidad el engaño no está en lo que se dice, sino más bien en lo que se oculta.

La manipulación y, por ende, la falacia del diputado Rufián es doble. Por una parte consiste en fragmentar el discurso y no terminar los argumentos, solo los deja entrever, deja que el lector (o el oyente, en el caso de que hable), los termine o los deduzca, con lo cual no se arriesga a una posible refutación y siempre puede decir “eso no lo he dicho yo”. Por otra, toma como verdadero un enunciado que no lo es y hace una vinculación de dos elementos que confrontándolo con la realidad no tiene por qué ser como él dice.

Vamos a formalizar el enunciado y a hacer el análisis lógico.

En primer lugar se puede formalizar con lógica de enunciados:

p = estar con el puño alzado.
c = clamar contra un proceso independentista.
s = sobrar el puño.
f = faltar ideología.

(p c )(s f)

Sencillo. Lo que pasa es que se queda solo ahí, un enunciado condicional, sin más. Es la conclusión de un argumento al que le faltan las premisas, y para formularlas con algo de precisión y coherencia deben responder a qué es exactamente ser de izquierdas, qué es exactamente que te falte ideología y cuál es la carencia concreta. No hace falta incluir el significado simbólico de alzar el puño.

Vamos a formalizarlo con lógica de predicados. Como vemos es un predicado monádico, solo hay una variable, x.

x [(Px Cx)(Sx Fx)]

Que se traduce así: para todo x, hay un x tal que si va con el puño alzado y clama contra el derecho de autodeterminación, entonces a ese x o bien le sobra el puño o bien le falta ideología. La variable x puede ser sustituida por cualquier constante de individuo que se identifique como alguien de izquierdas y esté en contra del proceso independentista catalán.

Sin tergiversar el significado del enunciado y para facilitar el análisis, vamos a sustituir los predicados ‘ir con el puño alzado’ y ‘sobrar el puño’ por ‘ser (políticamente) de izquierdas’, entonces tenemos el enunciado con tres predicados:

I = Ser de izquierdas.
C = Clamar contra un proceso de autodeterminación.
F = Faltar ideología.

Por lo cual lo podemos reformular así:

a) Todo el que clame contra el proceso de autodeterminación, o no es de izquierdas o le falta ideología.

x [Cx(¬Ix Fx)]

Si lo reducimos a dos predicados queda así:

b) Si eres de izquierdas, no puedes clamar contra el proceso de autodeterminación.

c) No puedes ser a la vez de izquierdas y clamar contra el derecho de autodeterminación.

d) No eres completamente de izquierdas si no apoyas el proceso de autodeterminación.

¿Dónde está la falacia? Pues en el vínculo de necesidad que establece entre dos elementos que pueden estar desvinculados en la realidad: el ser de izquierdas y apoyar el proceso de autodeterminación catalán. Sería la falacia del falso dilema o de falsa analogía. Dudo ahora de la identificación en la clasificación de analogías.

¿Significa entonces que ser de izquierdas implica apoyar el proceso independentista catalán? Para el diputado Rufián, sí.

Y si no apoyo el proceso independentista catalán ¿significa que no soy de izquierdas? Para el diputado Rufián, sí, o al menos no eres completamente de izquierdas porque te falta ideología.

¿ Y por qué? ¡Coño, pues porque lo dice él!

Resulta evidente que el mensaje va destinado a los votantes socialistas y de Podemos, tratando de convencerlos para que apoyen el proceso independentista, conteniendo una acusación: si no nos apoyas, no eres de izquierdas, por lo tanto, o bien eres un farsante y te sobra el gesto del puño alzado, o bien necesitas algún tipo de doctrina especial porque “te falta ideología”. Tal vez esto último es lo más perverso del pensamiento del diputado Rufián.

Los motivos de esa relación que establece entre ser de izquierdas y apoyar la independencia de Cataluña ni los explica ni los explicita, y no por falta de espacio, porque a pesar de los 140 caracteres de un tuit, siempre se pueden enumerar y elaborar el argumento completo. Sin embargo están, como vamos a ver a continuación:

Ser políticamente de izquierdas (como ser políticamente de derechas) es algo complejo. Pero una de sus características es la defensa de los servicios públicos, es decir, lo que se denomina el Estado del bienestar. Por ejemplo: que se defienda con los presupuestos generales del Estado la sanidad, las pensiones, las prestaciones por desempleo, la educación, los servicios sociales, etcétera. Esto no implica que no deba haber iniciativa privada en estos servicios. Pero un ciudadano que se considera de izquierdas, está de acuerdo en que esos servicios los pueda proporcionar el Estado, porque para eso pagamos los impuestos, y esto es lo que se viene entendiendo como el Estado social o hacer políticas de bienestar público. Lo que implica, a su vez, que por el hecho de ser ciudadano ya vas a tener acceso a esos servicios. Otra cosa distinta es que podamos debatir si eso es viable o no, teniendo en cuenta las cotizaciones y la edad de la población, lo cual requerirá un ajuste o regulación en el sistema de Seguridad Social. En cualquier caso, una de las características de alguien que se considera de izquierdas es que defiende los servicios públicos financiados con los impuestos.

En cambio, una persona de derechas, en este contexto, aboga porque esos servicios no los proporcione el Estado, sino que se los pague cada uno, con lo cual el servicio estará regulado no por los derechos de ciudadanía, sino por el derecho privado, por la regulación de un contrato. Me reducen los impuesto y contrato una póliza de seguros. ¿Y la gente que no tiene dinero para pagar el seguro privado? Pues alguien de derechas muy radicalizado diría que acuda a la beneficencia o que trabaje más. No sería la primera vez que un calvinista respondiera así.

Cualquiera que haya estudiado algo de sociología o de economía, sabe que este debate tiene ya una larga historia y está verificado a partir fundamentalmente (aunque no solo), del libro de James O’Connor de 1973, La crisis fiscal del Estado. La conclusión es que el proceso independentista catalán puede ser apoyado tanto por ciudadanos de derechas como de izquierdas, porque de lo que se trata en ese proceso es la formación de Cataluña como Estado independiente. De hecho, la mayoría de los líderes políticos nacionalistas se han esforzado en tratar de convencer que todos caben en ese proyecto de nueva república.

Sin embargo, vemos que el diputado Rufian simplifica las cosas y niega la posibilidad de ser a la vez de izquierdas y oponerse al proceso independentista. No estaría mal, de paso, que se esforzara un poco en explicar cómo sería la forma de financiación de la Seguridad Social, pero eso es harina de otro costal.

En el lado opuesto y siguiendo el sentido de su frase, si ser de derechas implica que se está en contra del proceso independentista ¿significaría entonces que algunos de los votantes de la antigua Convergencia son ahora políticamente de izquierdas?

Acostumbrado como está a simplificar los fenómenos sociales, dudo que el diputado Rufian responda a esta pregunta, ni siquiera que sea consciente de la contradicción que contiene. Prefiere el supuesto significado directo y, en realidad, solo emocional de unos tuits. El problema es que tiene un público encandilado que le sigue, le admira, le vota y se conforma con argumentos incompletos e inválidos. Todo sea por la diosa nación.

Conclusión. Principios lógicos que ha violado el diputado Rufián:

a) Dificultad para elaborar el argumento completo a partir de premisas implícitas. Pueden ser muchas, ya que la definición del predicado “ser de izquierdas” es complejo y amplísimo, por lo cual hay dificultades e incluso confusión para establecer su valor de verdad.

b) Inferencia incorrecta, ya que cualquier persona puede apoyar o rechazar el proceso independentista catalán, independientemente de su ideología, por lo tanto la conclusión no se deriva de las premisas.

c) Imposibilidad de verificación y/o refutación para relacionar la necesidad de ser de izquierdas con el apoyo a la independencia de Cataluña.

d) Imposibilidad de verificación y/o refutación de que las personas que se consideren de izquierdas necesiten lecciones de ideología en el caso de no apoyar la independencia de Cataluña.


e) Contradicción interna dentro del contexto sociológico en el que se ha emitido el enunciado más las premisas implícitas: si ser de izquierdas implica apoyar el proceso independentista, ¿ser de derechas implicaría no apoyarlo? Sin embargo la realidad es que muchos de los que lo apoyan son de derechas, por lo tanto invalida la necesidad de ser de izquierdas con el apoyo a la independencia.