Este
blog está dedicado a la racionalidad, a la lógica y a la
divulgación de las ciencias sociales. Por ese orden.
De
las múltiples características que conforman nuestro tiempo actual
(2017), destaco dos que son las me han motivado a lanzarme al inmenso
océano infinito de internet, con el riesgo que ello supone:
La
primera es la desmesurada exaltación de las emociones. Es obvio que
los seres humanos tenemos a la vez emociones y racionalidad, y ambas
orientan nuestro comportamiento, determinan nuestra visión e
interpretación del mundo y nos ayudan a tomar decisiones. Ahora
bien, considero que en los asuntos públicos, en la política, en el
trabajo, la razón debe prevalecer sobre las emociones. No digo que
deba ser al 100%, pero las decisiones políticas, tanto las de los
ciudadanos (sí, tomamos decisiones políticas y no solo cuando
votamos, sino también cuando opinamos, por ejemplo), como las de las
personas con cargos públicos, deben orientarse por la razón y el
conocimiento, antes que por la emoción subjetiva. Espero a lo largo
de este blog aportar las suficientes razones por las que esa
prevalencia debe mantenerse, y dejar las emociones en un segundo
plano o, incluso, para el ámbito de lo privado.
La
segunda es la paulatina deficiencia en la argumentación. Este asunto
es mucho más complejo y difícil, porque es un proceso muy largo.
Los planes de estudio se han ido orientando según esté configurado
el mercado de trabajo. La consecuencia ha sido que lo que entendemos
por estudios humanísticos, sociales, o las tradicionales letras en
general, han caído en un desprestigio e incluso abandono del cual es
difícil salir. Parece ser que lo que no da dinero no es útil. La
culminación de ese proceso es Twitter, la famosa red social de los
140 caracteres, que te obliga a sintetizar una idea eliminando las
palabras superfluas o con un significado menor con respecto al
sentido general de la frase, pero, también, cercena y mutila el
pensamiento, despreciando los detalles y los matices. No se trata de
aburrir al público con largos discursos, que abruman más que
enseñan. Pero reducir o resumir la explicación de un fenómeno
social, una actitud, un acontecimiento público, con un titular
periodístico o con una frase de 140 caracteres, creo que es de una
pobreza intelectual que merece la pena combatir.
Gran
parte de este blog estará dedicado al análisis de las falacias, de
las falacias que suelen cometer los políticos. Las formas de engañar
pueden ser muy diversas y muy sutiles, pero a veces algunos políticos
o grupos políticos lo hacen de manera tan burda y evidente, que no
dejo de sorprenderme. Por un lado, pienso, cómo los ciudadanos
podemos aguantar tanta estupidez por parte de personas a quienes
pagamos el sueldo con nuestros impuestos. Y, por otro, cómo puede
haber tanta gente que se deje engañar tan fácil por algunos de esos
embaucadores.
Joseph
Goebbles nos enseñó 11 principios de la propaganda que,
posteriormente, se han ido aplicando, ampliando y sofisticando. La
manipulación y el engaño están al orden del día, ahora lo llaman
“postverdad”, un eufemismo más. Por lo tanto creo que merece la
pena hacer el esfuerzo, aunque sea con un simple blog, de
clarificación, en defensa propia, más que nada.
Declaración
de intenciones:
1ª.
La claridad lingüística como militancia.
2ª.
La precisión por encima de la ambigüedad.
3ª.
La racionalidad científica por encima de la creencia y la ideología.
4ª.
El sentido del humor como forma de conocimiento.
Libros
de referencia de este blog:
BORDES
SOLANAS, Monserrat (2011): Las trampas de Circe: falacias lógicas
y argumentación informal,
Ediciones Cátedra, Madrid.
CIPOLLA,
Carlo (2001): Allegro ma non tropo: Las leyes fundamentales
de la estupidez humana,
editorial Crítica, Barcelona.
Estas
son las bases intelectuales de este blog.
Vamos a ver qué sale de todo esto.
Estimados
lectores y lectoras, son ustedes bienvenidos.
Domingo,
23 de abril de 2017, fiesta de San Jordi, día del libro.
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